martes, 27 de febrero de 2007

'La insoportable levedad del ser' FILM


Juliette Binoche

Juliette Binoche es Tereza


Lena Olin es Sabina


Milan Kundera
Advertencia: aquí hablo mal de esta película.
Cuando se tienen diez minutos viéndola, tal parece que uno está precavido, no hay película por ninguna parte. Sin haber leído el libro, por supuesto. Y, si se lo ha leído, suponerlo resuelto de ésta forma nos pone en angustia . Sabemos de que trata Romeo y Julieta, pero, siempre será sorprendente si está bien lograda.
El film político o el combativo, produce claustrofobia, al menos en mi. Porque todos sus argumentos no son visuales, posee esa forma estricta de las imágenes delimitadas, y caramba, el film es todo visual, son, infinitas posibilidades. Ese tipo de cine me sofoca. No me produce miedo, ni tensión, ni asco, ni ternura, ni belleza, ni repulsión...., no llega a la profundidad de las imágenes tan buscadas por los cineastas.
Lo que está en el film de la trama política acá está, y es apenas esto:
- La invasión soviética: la entrada de tanques, fuego, gente corriendo, gritos, humo, muertos y heridos, cámaras fotográficas tapadas: es redundante, y tanta comprensión aburre.
- Los ministros de aquel régimen, le piden al conjunto musical de una discoteca que toquen un himno, lo ponen, y al quitarlo, los ministros se marchan enojados: pobrísima secuencia, por cierto.
- Le quitan el pasaporte y la cámara fotográfica a los que entran a Checoslovaquia.
- Los sectores públicos se muestran reacios en resolver el problema de Tereza.
- Tomás, que es neurocirujano, trabaja, limpiando ventanas, por que no firmó un documento, retractando su postura anterior en apoyo a ese régimen.
- La mejor secuencia de todo el film: un representante del ministerio intenta sobornarlo, para que firme ese documento. Pero esa secuencia es de mera información, no pertenece al drama central de la película.

Filmar la resistencia política es de un canal de televisión, esa información siempre será vilmente manipulada para bien o para mal, pero incluso cada una de esas manipulaciones son limitadas. La inapetencia por el atractivo visual se da en cada una de las protestas, que ya son patrimonio del conocimiento general, y el libro lo logra con mayor respeto. Absolutamente todas las parcelas del discurso político son toscas y vulgares.

Que no exista abundancia, que haya carencias profusas, faltas inauditas de ambición en el pensamiento, tan características de los países socialistas, no está por ninguna parte en la cinta, hasta se ven bellas aquellas casitas europeas.

Si la idea fuera, sólo, la “ligereza” del ser en el mundo de hoy, pero se centra en mostrar, a como de lugar un suceso político innegable. Colocan las secuencias de la invasión a Checoslovaquia, y, ¿eso es, lo que lleva a los protagonistas a buscar ligereza? ¿Eso es lo que me quieren decir?

Empecemos de nuevo. Tomás es un gigoló no en el sentido estricto de la palabra, es decir, Tomas no vive de las mujeres, su rostro, en cambio, sostiene ese carácter de hombre que se las sabe todas en el sexo, eso parece comprensible en una sociedad que frena a la gente vivir en armonía con el entorno.

Todo es falso. La justicia es falsa, el matrimonio es falso, el amor por su profesión es falso, no posee cariño por nada, vivir así, es abominable. Los amores de Tomas son serios, pero son risibles. Él da todo para estar con Sabina, pero juega a abandonarla. Él da todo por su Tereza, pero también juega a abandonarla. Y las otras mujeres son así como extras, llegan a ser hasta figurantes en su pobre vida. Tomas, es un tipo ligero, pero su ligereza es limitada para los espectadores.

Parece que Neruda coincide, en alguna ocasión con Kundera, más que este cineasta.
Vivo de pronto y otras veces sigo
Toco de pronto un rostro y me asesina
No tengo tiempo

(Tercera Residencia, Pablo Neruda)

Kundera es el único que tiene la palabra en el film. En ésta realización cinematográfica se pone en duda la existencia de otro autor, aunque se llame Philip Kaufman ,1988. Es la copia del libro, eso niega al cine. Es un filme aburrido, falto de contenido imaginativo. La novela pierde cuando no se la comprende, y no es falta de espacio, pierde por que se le resta su alma, pierde porque desaparecen sus imágenes literarias, pierde porque se desvanece su riqueza, la obra de Kundera se convierte en vacua.

En los momentos actuales, remover las fibras requiere contundencia, la pantalla está destinada a ser boicoteada por torbellinos de información. Son muchos los códigos a los que se le han quebrado las patas, son muchos los códigos que ya no conmueven. Creo, que al libro le va mejor. Del escrito se pueden decir cosas inquietantes, y sumergirse profusamente en ese mundo que plantea Milan Kundera, del que, tengo que admitirlo, me queda un cierto sin sabor.
Eurídice Zamora ©

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