domingo, 9 de diciembre de 2007

Federico Vegas de nuevo.....

Para el mes de diciembre Sírculo ha seleccionado la obra más reciente de Federico Vegas, arquitecto-escritor caraqueño. Su título: "Miedo, Pudor y Deleite". A continuación, una entrevista con el autor llevada a cabo por la Revista Sala de Espera (http://www.saladeespera.com.ve/wordpress/casos-y-rostros/federico-vegas-entre-parejas-con-miedo-pudor-y-deleite/)



Federico Vegas entre parejas con Miedo, pudor y deleite

cyr_vegas“ En mi novela nadie ama realmente a nadie”
No hay que esperar otro Falke. Vegas optó por algo distinto, más “normal”, menos épico, para su más reciente entrega en el formato de la novela. Pero no por ello, Miedo, pudor y deleite dejó de representar complicaciones para el autor que recogió anécdotas reales para adentrarse en el complejo mundo de las relaciones entre hombres y mujeres
Por Oscar Medina


Después de una empresa como Falke y a la sombra de su enorme éxito, Federico Vegas pensó que su nueva novela sería un momento más relajado, una calmada transición hacia otros proyectos más complejos y laboriosos. No fue así. “Digamos que es un libro que puede salir fácil porque no hay investigación, casi todo lo que le pasa a los protagonistas le sucedió a gente de verdad. Pero lo hizo difícil el hecho de que los personajes son normales. Y hasta banales”.

Miedo, pudor y deleite –el título cita una frase de Miguel Otero Silva – es ese volumen publicado por la editorial Alfaguara en el que Vegas desarrolla la historia de ésta pareja normal, con problemas normales –algunos no tanto, la verdad – que un día decide emprender un viaje a Madrid con la pretensión de encontrar en ese otro paisaje tan distinto a Caracas un segundo aire para una relación a la que parece que ya no salvan ni los espléndidos salones de El Prado ni los caldos de Ribera del Duero.

Ahora, con sus personajes sometidos a los vaivenes de la crítica y del mercado –y mientras espera por la publicación de un libro de cuentos-, Vegas avanza por dos frentes: otra incursión en el territorio de lo histórico y la revisión de Prima lejana, el título que lo lanzó al ruedo de los novelistas a finales de los años noventa: “Borges decía que todo texto es un borrador, hasta que se muere el autor. Con Prima lejana hubo muchas cosas que no hice, quizás por los miedos de la primera vez o por pudor. Pero ahora me estoy soltando el moño La única novela a la que no le cambiaría nada es a Falke, pero a lo mejor un día de estos hasta cambio algunas cosas de Miedo, pudor y deleite”.

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—Falke es una novela ambiciosa porque se trata de recrear una historia de ficción en un contexto histórico determinado, pero su nuevo libro quizás sea aún más ambicioso: pretende escribir desde la cabeza y los sentimientos de la mujer. Y no de una, sino hasta de tres. ¿No es exigirse mucho, abordar una empresa tan condenada al fracaso como la invasión de los tripulantes del Falke?
—Empecé a escribir un cuento que se llamaba “Los ahorcados de La Castellana”. La idea partía de algo que le sucedió a unos amigos en Madrid y poco a poco le fui integrando historias que he escuchado a mi alrededor. Por esto puedo decir que Miedo, pudor y deleite es más histórica que Falke, pues 90% de las anécdotas estoy casi seguro de que son ciertas. En Falke, en cambio, hay mucha ficción dedicada a entretejer las supuestas verdades que nos ofrece la historia de Venezuela.

Hay una obsesión que se fue colando en la novela: entender el mundo de la mujer. Creo que ellas viven una época llena de expectativas y confusión pues habitan un mundo distinto al de sus madres y abuelas. Detesto resumir estas sutilezas usando términos físicos, pero creo que ellas han pasado de ser centrípetas y epicéntricas a girar en orbitas tan centrífugas y perimetrales como las que pretenden surcar los hombres. Vivimos en un mundo con una nueva cosmología, y no es fácil comprender las nuevas leyes de atracción y gravitación universal. En definitiva, esas leyes jamás se han podido aplicar al amor, lo novedoso es que ahora empezamos a darnos cuenta de que cada quien debe encontrar su particular lugar en el universo afectivo, su propia curva, sus dependencias, sus acercamientos y distancias, su altitud y latitud.

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—Son astutas las mujeres de este libro, en contraposición al personaje masculino que resulta bastante básico, cosa que alegrará a una que otra feminista… pero esas mujeres siempre tienen en los hombres que han pasado por sus vidas a sus referentes de aprendizaje y de evolución. ¿Sólo aprenden a vivir en función de los hombres que las acompañan? Eso no le gustará al feminismo…
—De ser esto cierto, hay que admitir que las mujeres aprenden rápido. George Simmel decía que el hombre tiende a la especie y la mujer al individuo. Esto ciertamente se aplicaba en los tiempos epicéntricos que ya cité, pero algo debe quedar en la mujer de esa ancestral tendencia a lo íntimo, a lo individual, al hogar. Y, al tener que equilibrar esa intimidad con los requerimientos de la especie, se le abre a la mujer una maravillosa perspectiva, lo que la puede hacer más sabia que el hombre. En realidad deberíamos hablar de masculinidad y femineidad, y asumir que hombres y mujeres gozan y sufren con las perplejidades y enseñanzas de ambos polos.

—El escritor francés Frédéric Beigbeder jura en una novela que “El amor dura tres años”. Y justamente esa cantidad de años son los que llevan casados los protagonistas de Miedo, pudor y deleite. ¿Coincidencia o usted también cree que a los tres años se acaba todo?
—No tengo idea de dónde saqué los tres años. Yo pensaba que eran siete años la medida tradicional para el desgaste, el barranco. A mí me tocó ocho años comprender que un matrimonio es una empresa seria, asumida, bellísima. Yo lo entendía como algo que simplemente nos sucede; algo casi biológico. Pero resulta que es luego, cuando nos muestra toda su bio-ilógica, que el matrimonio se pone interesante, profundo, incestuoso, y se convierte en una continua elección. Octavio Paz decía que amar es elegir.

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—Resulta un tanto desesperanzador el discurso de su libro: ¿todo matrimonio está condenado al desgaste y a sostenerse apenas con la ilusión de la estabilidad?
—La esperanza radica en examinar esos términos. Veamos una opción menos astringente: “El matrimonio está condenado a sostenerse con la estabilidad de la ilusión”.

Hacia el final de la novela hay una premonición: “El amor entre los dos nunca enfrentará de lleno esos colapsos que permiten terminar lo que ya no tiene razón de ser, o llegar a esos finales definitivos que requiere todo renacer. Nada se va a quebrar, todo va a continuar deslizándose. La disolución estará signada por un lento deterioro a veces imperceptible, en el que ella va a ser un perfecto colaborador. Avanzarán a través del azar, de la compensación de los mutuos pecados, de las conveniencias y las costumbres y, más que todo, de la inercia, que es la madre licenciosa de la estabilidad”.

—En la otra cara de esta luna hay amplios cráteres llenos de felicidad, lo que pasa es que uno mismo debe iluminarlos, y, casi siempre, con su propia incandescencia.
—¿Esta es una historia sobre el amor o sobre la infidelidad y sus consecuencias? ¿Tiene alguna intención ejemplarizante?

Las excepciones son más ejemplarizantes que los ejemplos. En todo caso, yo diría que la novela trata de la infidelidad y sus “inconsecuencias”.
El problema es que la fidelidad debe ser bilateral, y, además, requiere de un equilibrio que debe ser secreto, tácito, renovable, comprensivo, lo que suele convertir a ese “ser fiel” en un embrollo. A menos que se pretenda una fidelidad absoluta, lo cual es una inhumana y paralizante fantasía. Más funcional y ecuánime resulta la lealtad.
Ahora me doy cuenta de que en mi novela nadie ama realmente a nadie; quizás sólo el abuelo a la abuela. De volverla a escribir, haría a la ex actriz más obsesiva y ciertamente enamoradísima de su estúpido amante. La haría también más cercana a los cincuenta; quizás le añadiría unos cuatro años, que es justo lo que le faltaba a la joven pareja para llegar a los famosos siete años de la picazón.

—Resulta curioso que siendo usted arquitecto no aborde, por ejemplo, la descripción de ciudades o de casas bajo la mirada del conocedor. ¿Cómo se resiste a esa tentación? ¿Es algo premeditado, una imposición para mantener sus dos mundos separados?
—Al menos los protagonistas estudiaron arquitectura. Ciertamente me cuido de no pretender exhibir mis supuestos conocimientos arquitectónicos. Me suena tramposo, didáctico, y me da un miedo que disfrazo de pudor. Quizás tienes razón y me castigo. He dejado la arquitectura para los ensayos; allí sí satisfago un gran e imperecedero amor.

En la novela me fui más por la comida. He notado que en sus viajes las parejas jóvenes, sin genuinas aficiones culturales, resuelven el problema de qué hacer y de qué contar al regreso, por medio de los restaurantes. Sé de unas parejas que alquilaron un costosísimo barco para pasear por las costas de Turquía, y luego del viaje sólo hablaban de lo que habían comido y bebido en el barco. Un amigo les dijo que, para eso, se han podido quedar anclados frente a La Guaira. No les gustó nada el comentario. Les destruía la ilusión de su viaje triunfal.

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—En esta novela hay otra curiosidad: el sexo, la atracción sexual, está muy presente, pero no muy descrita. Donde debería haber una referencia directa –o más o menos directa – lo que hay son rodeos o piruetas para esquivar descripciones, como si hubiera escrito esos pasajes pensando en lectores pudorosos…
—Siempre me he preguntado por qué las descripciones sexuales son tan difíciles. La razón más obvia es que todos somos expertos. Una pareja joven hace el amor (y no tomo en cuenta datos extraños, como el de un amigo cuyo cálculo le daba “tres veces y media por semana”) unas cien veces por año. En cambio una persona de cada 10.000 asesina a otra. Luego, más fácil es sorprendernos con la descripción de un crimen que con la del cotidiano coito.

Yo estaba muy satisfecho con la descripciones que hice de la excitada y poderosa boca de la esposa; hasta ahí puedo llegar. De resto, me resultan falsos y tediosos los nombres de las partes sexuales; salvo los muy infantiles como “popocha” o “paloma” (me gusta la idea de un pene que aletea y come maíz). Hay una parte en la novela donde se habla de “la tonta” en vez de “la totona”; ese fue mi único aporte literario a la nomenclatura sexual.

—¿Porqué dejar casi para el final los nombres de los personajes?
—Aparecieron de repente. Me hizo reír el encontrar un par de nombres que suenan horribles juntos, como anunciando un cortocircuito. Ese par de nombres surgen con la idea de un libro que es una farsa. He debido desarrollar más esta idea.

—¿Es confiable esa guía de Madrid? ¿Se pueden seguir los pasos de la pareja durante ese viaje?
—¡Por supuesto! Los datos me lo dio Elisa Arcaya, quien vive en Madrid, cocina como los dioses, es exquisita y sólo le faltan meses para ser absolutamente sabia. Lo único exagerado, mas no falso, es la descripción de la mujer que los atiende en El Príncipe de Viana.

—Hace mucho que usted debe haber leído Casas Muertas. ¿Porqué rescata de su memoria la frase “miedo, pudor y deleite” al momento de titular su novela?
—Tú sabes bien que en la literatura no existe el tiempo, sólo varía la intensidad. La parte mejor irrigada del cerebro es la de los recuerdos remotos. Esas primeras lecturas las llevamos en el pasado más punzante. Son las primeras huellas en un camino por donde luego van a cabalgar tantas confusas estampidas. Por eso fue que, apenas el amigo de la facultad posó una mano sobre el seno de mi protagonista, me vino como un relámpago la imagen de Miguel Otero Silva. ¿Quién sabe de dónde él, a su vez, la sacó? Tienes razón, yo tendría unos doce años cuando leí esa novela, pero ya te imaginarás cuánto me excitó. Aquí tienes otro argumento con respecto a las descripciones sexuales demasiado explicitas.

Y otra cosa más, Miguel Otero Silva es el hombre más atractivo que he conocido. Sólo su aspecto ya me incitaba a querer ser escritor. Los argumentos para realizar una actividad tan absurda, casi maldita, tienen que ser irracionales.

—Jorge Almudena, uno de sus personajes, da una especie de receta semanal para desarrollar la escritura que termina en escribir “algo que nunca te hayas atrevido a contar”. ¿De quién es esa fórmula? ¿Ya usted pasó por esas etapas, ya escribió ese “algo” o todavía está en proceso?
—Gracias a Dios, ese “algo” viene en camino, con pasos firmes, dolorosos y juiciosamente lentos; tanto, que espero jamás termine de llegar
.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Un Mundo para Julius
Alfredo Bryce Echenique: Viene de una familia adinerada y bien colocada en la sociedad limeña. Es fácil entender, su agilidad literaria para describir y narrar infinidad de situaciones que muy bien pudiesen presentarse en cualquier reunión o círculo familiar de la alta sociedad de la capital peruana.
En cuanto al contenido de la novela “Un Mundo para Julius”, Es indudable la capacidad de narrativa que caracteriza al autor. Sin embargo, en términos generales es una historia que para mis gustos es muy tediosa, a veces hasta aletargada y llena de situaciones y momentos supérfluos. En frecuentes ocasiones las narraciones se pierden en demasiados detalles, ya sea en los diálogos como en la descripción de situaciones que no albergan relevancia de ninguna índole.
El último capítulo casi nada tiene que ver con Juluis, la figura central del libro, y se disuelve nuevemanente en banalidades, tal como es el relato del despecho de Bobby (el hermano de Julius) y el resaltar del típico machismo existente en la sociedad limeña.

Los personajes:
Comencemos con la mamá de Julius. Es la exaltación de la ridiculez. Un ser que lo más importante para ella antes de comenzar la mañana es tomarse una coca-cola. Su mundo gira en no tener problemas y la mejor manera de hacerlo es huyéndoles, o asentir toda decisión que tome su segundo esposo, Juan Lucas.
El esposo Juan Lucas: Un ser falto de afecto familiar. Sólo le importa su esposa y que los hijos de ella sean bien “machos”. Por ello, no le agrada Julius, ya que este expresa sus sentimientos y cuestiona las actitudes de Juan...
Los hermanos: machos, machotes en su peor expresión. Lo más importante es tener mujeres.
Julius: Creo que el componente más importante era su relación con su hermana, ya fuese cuando estaba viva o con la vivencia de sus recuerdos, después de su muerte. Su vida transcurre también en mundos de fantasía y es uno de los más humanos en toda la historia. Es la persona que entiende la vida de la servidumbre de la casa y es el que tiene el mayor contacto afectivo con la madre.
Otros personajes, como los de la servidumbre, prefiero no entrar en detalles.
Para finalizar, no me agradó el libro. Muy largo y en muchas oportunidades fastidioso. No sería un libro que yo recomendaría.

Carlos Carmona Suárez 18-10-2007

jueves, 30 de agosto de 2007

Conversación con Adriana Villanueva sobre Echenique y su mundo para Julius [será en noviembre 2007]
clik en la imagen de este texto

miércoles, 29 de agosto de 2007

próxima lectura: UN MUNDO PARA JULIUS


Alfredo Bryce Echenique
datos del diccionario

Nacido dentro de una prominente familia de banqueros, se educó en el seno de la oligarquía limeña, su bisabuelo fue José Rufino Echenique. Bryce Echenique cursó sus estudios primarios y secundarios en colegios ingleses en Lima. Se licenció en Derecho y obtuvo el título de Doctor en Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. En París se diplomó en la Sorbona en Literatura francesa clásica (1965), Literatura francesa contemporánea (1966), Magister en Literatura Universidad de Vincennes, París (1975), Doctor en Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima (1977).

En 1964 se trasladó a Europa y residió en Francia, Italia, Grecia y Alemania. Desde 1984 radica en España aunque suele pasar largas temporadas en su tierra natal. Regresó brevemente al Perú en 1999 y abandonó el país ante el clima político que existía en la nación. Regresó, pues, a Barcelona en 2002 y publicó su segundo libro de memorias, Permiso para sentir, en 2005, denunciando ácidamente la transformación de Perú.

Bryce Echenique se ha declarado seguidor de los argentinos Julio Cortázar y Manuel Puig, y de los peruanos Julio Ramón Ribeyro y César Vallejo, porque "introdujeron y produjeron el mundo de los sentimientos y el humor, tópicos muy escasos dentro de la literatura latinoamericana de entonces".

En efecto, la narrativa de Bryce Echenique, entre lo delirante, lo añorante y lo grotesco, está poblada de simpáticos personajes que se mueven como un poco perdidos en un mundo laberíntico, en medio del humor más fino y la ironía más tierna. Bryce Echenique es un maestro de la palabra, a la que domina y recrea, concediéndole nuevos significados. Su fino humor es reconocido tanto en América Latina como en Europa. Todas sus obras están llenas de personajes que él conoció personalmente.

Ha trabajado como profesor en las universidades de Nanterre, la Sorbona, Vincennes, Montpellier, Yale, Universidad de Austin, Universidad de Puerto Rico, etc. Conferenciante o ponente en congresos de escritores en el Perú, México, Venezuela, Estados Unidos, Italia, Cuba, España, Francia, Suecia; Argentina, Canadá, Bulgaria, Puerto Rico.

En 1968 ganó el Premio Casa de las Américas por su libro de cuentos Huerto cerrado, publicado ese mismo año.Premio Nacional de Narrativa de España 1998, es uno de los autores hispanoamericanos más traducidos del momento, ganador del premio Planeta en el 2002 por su novela El huerto de mi amada .

El 2005 se han reeditado en Perú y Latinoamérica gran parte de sus libros a precios populares y han tenido gran acogida en las librerías.

Obra

1968 - Huerto cerrado (cuentos), premio Casa de las Américas.
1970 - Un mundo para Julius (novela), Premio Nacional de Literatura en Perú (1972) y el Premio a la Mejor Novela Extranjera en Francia (1974).
1974 - La felicidad ja ja (cuentos).
1977 - A vuelo de buen cubero (crónicas de viaje y diversas).
1977 - Tantas Veces Pedro (novela).
1981 - La vida exagerada de Martín Romaña (novela).
1984 - El hombre que habla de Octavia Cádiz (novela) (Ésta y la anterior forman lo que se conoce como el Díptico de navegación en un sillón Voltaire).
1986 - Magdalena peruana y otros cuentos (cuentos).
1987 - Crónicas personales: edición aumentada de A vuelo de buen cubero (crónica de viaje, literarias, y diversas).
1987 - Goig (relato infantil escrito en colaboración con la escritora salvadoreña Ana María Dueñas).
1988 - La última mudanza de Felipe Carrillo (novela).
1990 - Dos señoras conversan (tres novelas breves).
1993 - Permiso para vivir ("antimemorias" I).
1994 - Muerte de Sevilla en Madrid (cuento)
1995 - No me esperen en abril (novela).
1996 - A trancas y barrancas (recopilación de artículos ¿?periodísticos).
1997 - Reo de nocturnidad (novela).
1997 - Guía triste de París (cuentos).
1999 - La amigdalitis de Tarzán (novela)
2002 - El huerto de mi amada (novela), premio Planeta de novela 2002.
2005 - Permiso para sentir ("antimemorias" II).
2005 - Entre la soledad y el amor(ensayo).

domingo, 26 de agosto de 2007


¡pobre Robin!, decia una y otra vez el loro.

“¡Ni siquiera una sola persona de cada diez – escribió Edgar Allan Poe -, ni siquiera una de cada quinientas se imagina ni por asomo que en la creación del periplo de Robinson se ha empleado hasta la última gota de genio o incluso de simple talento! Los hombres no lo admiran porque se trate de un logro literario; a ellos no les preocupa Defoe en absoluto, pero sí Robinson.”
Coetzee
una pregunta más a nuestro invitado ABT
¿Qué libros no prestaría?

Tengo un estante en mi biblioteca con los libros que no prestaré jamás. Ahí hay algunas ediciones que son difíciles de conseguir (West, del poeta norteamericano Charles Olson; un ejemplar de 500, de la edición original de 1966); libros a los que les tengo un afecto especial (El primer ejemplar que leí de los Diarios íntimos de Baudelaire, la correspondencia entre Pasternak y Marina Tsvietáieva, una edición de El Guardagujas de Arreola, con fotografías de Jill Hartley…); algunos libros dedicados por escritores que son importantes para mí (Tito Monterroso, Salvador Garmendia, Roberto Bolaño...)

sábado, 25 de agosto de 2007

DESGRACIADESGRACIADESGRACIA


perro semihundido GOYA 1821-23


- Estoy de acuerdo: es humillante, pero tal vez ese sea un buen punto de partida. Tal vez sea eso lo que debo aprender a aceptar. Empezar de cero, sin nada de nada. No con nada de nada, sino sin nada. Sin nada. Sin tarjetas, sin armas, sin tierra, sin derechos, sin dignidad.
-Como un perro.
-Pues sí, como un perro
.
lucy y david en Desgracia


DESGRACIA J. M. Coetzee.
“...nos odiamos sin remedio; que la palabra nos salva, si acaso, del suicidio..”
Coetzee

“Supongo que he caído en desgracia” afirma David Lurie, un poco antes de su segunda gran desgracia. Era de preverse, lo escrito corría hacia allá. Cuando su ex esposa se solidariza en el conflicto universitario y hablan de la hija de David, ya una gran parte estaba consumada en mis “malos” pensamientos. Sin embargo, el que una historia sea previsible, no quiere decir -al menos para mi- que sea inservible. Esta historia ya a sabiendas, nos sorprende en cada una de sus páginas, nos conduce junto a la infame realidad africana por un interés en su tratamiento como novela. Las palabras de Coetzee van por delante de cualquier situación sea predecible o no. Su manera de procurar cada frase asombra aunque se la espere. Cada pensamiento de David, cada uno de Lucy, irremediablemente nos atrapan.

‘Es de esperarse’, me dije una vez más, cuando Lucy vive su horror. La Desgracia del profesor David contada literalmente casi como en guión de cine (la guía sin pecado), es decir poco uso del gerundio, un estricto presente continuo por doquier, sin mayores adornos literarios, con reflexiones al extremo absolutistas, rodeado de propuestas que el entorno le grita a este protagonista intelectual una y otra vez, casi lo deja a uno sin aliento, sin pausa a la respiración siguiente. Uno pide tregua, tiento al menos. El tono singular de Coetzee convierte lo petrificado de esa tragedia común de la Africanía, en una lectura apasionante sin abandonar su horror frontal. “Al fin de cuentas, esto es África” dirá por un momento David. Casi alcanza a pronunciar, al fin y al cabo esto es el infierno. Una vez más Coetzee muestra que no es ningún petimetre de las letras.

Al terminar el ‘festejo’ de Petrus, se dan una serie de interrogantes con un casco de reflexiones más bien difusas en las que el iracundo David aparenta perder la perspectiva de su vida. David se acerca lo mas que puede a la desgracia por no
abandonar a su hija. Se limita a liberar a los animales de su desdicha, coopera para sus muertes, en algún momento enfatiza su sincera labor, y en un intento por evitar la sensiblería dice: “¿por qué fingir que es un camarada, cuando en realidad es un asesino?”

A todas estas, es muy posible que la desgracia verdadera sea el hecho de vivir en ese letal lugar africano donde subyace a flor de piel el todos contra todos, aunque Coetzee nos eche en cara: “No soy el representante de una comunidad ni nada que se le parezca, soy alguien que tiene noción de la libertad, como la tiene cualquier prisionero encadenado y que construye representaciones de gente que se libera y ve la luz”.

Tal vez la desgracia consiste en no más que la semejanza que lima la intemperie tanto a los hombres como a los animales.
Por un momento, y antes de su pesadilla, Lucy le dice a su papá: ...”no existe esa vida mejor. Esta es la única posible. Y la compartimos con los animales, por cierto.”

Luego al suceso mayor, la tempestad de estos personajes gira y agrieta su estrecha relación. David no se ha percatado aun que hay un camino casi circular que debe pagar por sus crímenes, allí la situación se colorea de un juicio que a mi manera de ver pierde hasta en lo verosímil. La historia con su alumna de marras y él, no fue lo suficientemente atroz como para que David arrastre semejante suplicio. Y, en todo caso al final cobra un carácter de una telenovela cuyos castigos caen como naipes uno tras otro. Diría Bolaño “todos pequeños, todos jodidos”

Y, Lucy queda embarazada, ¡válgame Dios! Es otro cuento nuevo que habrá de conmovernos. Bien, el beneficio de la duda al gran Coetzee, esta historia puede interpretarse desde distintas visiones. Los cuentos son desentrañables. Puedo incluso rehacer estos párrafos de nuevo, y agregarle lo de Byron, lo de Pollux, lo de Driepoot, lo del perdón tan buscado en David, que lo vemos en el inicio de la novela y en el encuentro final con el Sr.Isaac.... Pero, el que más me sobresalta, es este.

Para mi, la historia acaba o culmina en una vandálica pero fuerte reflexión en palabras de Lucy, al momento de reconocer el supuesto automóvil robado. Ella cree que enfrentará su rostro con los dos hombres que la deshicieron. Al sentirse turbada por el encuentro imaginado, agrega en un tour de force:

“- Fue algo tan personal... – dice-. Lo hicieron con tanto odio, de una manera tan personal....Eso fue lo que más me asombró. Lo demás... Lo demás casi era de esperar. ¿Por qué me odiaban tanto? Yo ni siquiera los había visto en toda la vida....Fue la historia lo que habló a través de ellos...Una historia llena de errores. Míralo de esa manera, puede que te ayude. Tal vez te pareciera algo personal, pero no lo fue. Fue algo heredado de los ancestros.....Eso me lo pone más fácil. El sobresalto no desaparece. Me refiero al sobresalto que te produce el sentirte tan odiada. Durante el acto”

viernes, 20 de julio de 2007

el terciopelo de john maxwell coetzee



Sobre [la edad de hierro]


¡Qué fácil es amar a un niño y qué difícil amar a eso en lo que se convierte un niño!
Coetzee [la edad de hierro]

Es ella, una mujer blanca Sudafricana, tiene casa y jardín, carro, piano, -mal pero lo toca-. Jamás ha escuchado un ruiseñor y nunca lo oirá. Su martirio es similar al del mendigo negro que encuentra al final de un callejón al lado de su casa, con el que tiene en medio del apartheid, relaciones doblemente prohibidas. El día que su médico le da la tremenda noticia de que su enfermedad no tiene salida, conoce a este visitante que no es precisamente un ángel. “ Más bien un insecto, salido de detrás del zócalo en busca de migajas cuando la casa está a oscuras”
“un visitante, llegado para castigarme, precisamente en este día”

(me acordé del film francés “CACHÉ” [“escondido” en español]. 2005 dir. M. Haneke, lo proyectaron en el último festival de cine francés) Si, uno siente culpa de la miseria material de los demás y no sabe porqué, - sin tenerla, por supuesto-, se sospecha que se es perpetuamente perseguido por alguien al que darle cuentas.
Siento tristeza a propósito del mundo, de la existencia humana, diría Woody Allen.

En un principio el inesperado huésped de la parte trasera de la casa, sólo marca una presencia, un imperceptible y extraño olor. Aun así, ella, se expone más a lo infrahumano, ve su derredor infame, bañado de pura miseria, pero, toca la felicidad. ¡Toca la felicidad en la miseria! A veces la vida se comporta así, dificultosa pero bella contradicción, desechemos esa moraleja. Si cada quien escribe desde su lugar, entonces desde los ojos de Coetzee la miseria parece terciopelo. Y Coetzee, descontando pretender la certeza, descontando resentir una célula originaria del mal.

Sudáfrica sin aspavientos políticos, pero sin tregua a la miseria, todo es peor, a nadie le puede importar la muerte ni de ella ni de un mendigo.
El libro es una larga carta a la hija casada que vive en un país de abundancia, por allí, por Norteamérica, insiste que en realidad se está escribiendo a ella misma. Trata de encontrar su inexistente cura, su tratamiento imposible.

Termino el libro, no hay respuesta, no la hay. Nadie le responde.

¡Qué fácil es amar a un niño y qué difícil amar a eso en lo que se convierte un niño!
Coetzee [la edad de hierro]
Hace una semana lo creía así, en algún lugar de este poderoso libro rueda esa frase, hoy me parece distinto, creo que es más fácil amar a aquello en lo que se convierte ese niño, supongo que me entendería más.



Otra pregunta para A. Barrera Tyszka
¿Cuál es el mejor libro que ha leído?

-Por suerte, con el tiempo, a medida que vamos cambiando, también los libros van transformándose, variando. Incluso el mismo libro, leído en diferentes momentos, es otro, siempre. Ni mejor ni peor. Extraordinario.

viernes, 29 de junio de 2007

palabras de Coetzee al recibir el nobel en el 2003


Sus Majestades, Sus altezas reales, Damas y Caballeros; Huespedes Distinguidos, Amigos
El otro día, de repente, mientras hablábamos acerca de algo completamente diferente, mi compañera Dorothy dijo lo siguiente: "por otra parte," dijo ella, "por otra parte, ¡que orgullosa se habría puesto tu madre! ¡que pena que no esté viva! ¡y tu padre también! ¡que orgullosos habrían estado de tí!""¿Más orgullosos que de mi hijo el doctor?" dije. "¿Más orgullosos que de mi hijo el profesor?" "Más orgullosos."
"Si mi madre estuviera aún viva," dije "tendría 99 años y medio.
Probablemente tendría demencia senil. No sabría lo que está pasando alrededor de ella." Claro que no ví su punto. Dorothy tenía razón. Mi madre habría estado henchida de orgullo. Mi hijo el ganador del premio Nobel. ¿Y para quien, de todas maneras, hacemos las cosas que llevan a Premios Nobel si no es por nuestras madres?.
"Mami, mami, gané un premio!"
"Eso es maravilloso, hijo. Ahora cómete tus zanahorias antes que se enfríen.""Por qué nuestras madres deben tener 99 años y haber pasado ya rato en la tumba antes que podamos llegar a casa enseñándoles un premio que compense todos los problemas que somos para ellas?"

Para Alfred Nobel, 107 años en la tumba, y para la Fundación que tan fielmente administra su voluntad y que ha creado esta tarde maravillosa para nosotros, mi más sincera gratitud. A mis padres, como lamento que no puedan estar aquí.

Gracias.

J.M. Coetzee

Traducción: Antonio Rueda ©

domingo, 24 de junio de 2007

Haciendo mía la infancia de Coetzee /

miriam mireles©


Haciendo mía la Infancia de Coetzee


Él tiene dos madres.
Ha nacido dos veces: ha nacido de una mujer y de la granja.
Dos madres y ningún padre
.
Infancia, J. M. Coetzee


En el transcurrir de muchos días de un sofocante calor caraqueño, leí INFANCIA (Coetzee, 2000) y sin darme cuenta, rayé los márgenes de muchos párrafos. Podría confesar que hice esas anotaciones/comentarios sin orden – vale decir ¿asecuenciales?- y tuve que hacer (re)lecturas en ciertos pasajes. Al intentar escribir el borrador que aquí presento, pudiera decirles que lo construí como un inexplicable diario de viaje. Un viaje donde hice mía la Infancia de Coetzee.
Días 1-40
Es Worcester, Western Cape Sudáfrica, la pequeña provincia-centro de operaciones de INFANCIA, ciudad-infancia de J. M. Coetzee (JMC), quien para esta obra narra de modo autobiográfico (¿Memorias?) pero lo hace en tercera persona.
Busco a Worcester en el atlas y en GoogleEarth para intentar dibujar una metáfora del lugar que como lectora, demarque el territorio-espacio de la inocencia de un niño al que no conozco pero que con sus palabras logro hilvanar aspectos geográficos, sociales, familiares de su Sudáfrica. Convivo con sus miedos, temores, bochornos, contradicciones, inadaptaciones y trato de entender sus amores -madre y granja- y su lengua.
Días 1-10
JMC no tiene un tono distante en INFANCIA, su narración se siente muy próxima, a pesar de que –como ya dije- lo hace en tercera persona. En algunos párrafos congenio con sus comentarios “inocentes” (Pág. 61). Narra en presente.
Días 11-14
En INFANCIA se insertan palabras en afrikáans: veld, Kom ons gaan blomme plus, korhaan, Kan ek´kans kry? Muchas veces el narrador escribe la traducción, pocas veces no lo hace.
Se deja ver con estas inserciones, la presencia del rasgo idiomático donde transcurre la infancia del niño JMC y que hace (¿nos obliga a?) pensar en las posibles aventuras no contadas de los actos sociales. ¿el apartheid formaba parte del desenvolvimiento social de sus familias?.
Días 15, 18, 21
Esa época de pensar en el falso “agujero” por dónde nacen los niños en correspondencia con el conflicto de las explicaciones maternas ¿pacatas? se imbrica con los conflictos escolares-raciales y religiosos en el colegio.
Días 22-23
“No le gusta su nuevo y feo yo, quiere que lo saquen de él, pero eso es algo que no puedo hacer solo. Sin embargo, ¿hay alguien ahí que pueda hacerlo por él?” Ya tiene trece años y comienza a sentir evidencias (¿Un deseo en concreto? ¿Ese oscuro erotismo?) de que la infancia se va. Hablan de eso las sonrisas perturbadoras de la hermana de Celia.
-MM: Recuerdo que cuando tenía doce años, presentí que mi infancia se marchaba. Evoqué esos años en que los guiños del hermano de Celia hablaban, hablaban y me ruborizaban.
Días 24-35
“Está a punto de decirle… cuando se le mete una mosca en la boca. La escupe con asco. La mosca yace en el mostrador ante él, luchando en un charco de saliva…. Limpia el escupitajo del mostrador con la mano y rodeado de un silencio condenatorio paga los cigarrillos”.
Aparece la condena de los adultos ante actos tan pueriles e inofensivos que hace un niño. Hay que limpiar “la falta” que va más allá de lo no limpio, situaciones que muchas veces el niño blanco ante los africanos, no la entiende si no como una afrenta o culpabilidad de sí mismo.
Días 21,23, 36
“¡Injusto!, quiere gritar: ¡Sólo soy un niño!…Piensa en la mejilla de su abuela, suave y fría y seca como la seda, ofreciéndose a él para besarla. Desearía que su abuela viniera y lo arreglara todo.” No puede con la situación de alcoholismo su padre, uno de los tantos momentos donde muestra la fragilidad del niño ante lo que las situaciones le acarrean.
Días 21, 25, 37
“Con la gente de color en general no sabe cuándo dejan de ser niños y se convierten en adultos. Ocurre tan pronto, tan de repente…”. Frase que se transforma en reflexión-espejo para su propia infancia y de lo que viene: su juventud.
Días 37-38
“En la granja, al parecer, nada se marchita”, “Ningún tiempo es suficiente cuando se ama un lugar de manera tan devoradora” son expresiones de amor para uno de sus amores, la granja Vöelfontein, aquí deja de ser Coetzee-niño para ser Coetzee-adulto donde presiento (al parecer no lo puede evitar) que habla metafóricamente de sus reminiscencias de este lugar amado.
Días 39-40
“…En este silencio trata de imaginar su muerte. Se borra de todo…Pero no puede. Siempre hay algo que se deja atrás… Puede imaginar su propia muerte pero no puede imaginar su propia desaparición.”
Es un niño que piensa en su devenir sin poder construir su propia muerte.
-MM: cierro los ojos, buscando esas palabras que me permitan escribir estas líneas pero comienzo a soñar con la muerte, que se vuelve una y otra vez un aislamiento creativo para pensar, para volver sobre lo borroso de las sombras y de lo eterno. Me despierto de súbito queriendo hacer mío el bello silogismo de Coetzee pero éste aparece incompleto:
“La belleza es la inocencia; la inocencia es la ignorancia; la ignorancia es la ignorancia del placer; el placer es culpable; él es culpable. …”

Coetzee, J.M. (2000) INFANCIA Mondadori, Barcelona. España
© MM

viernes, 22 de junio de 2007

en el café


Ingrid Melizán está tomando la foto.
Miriam Mireles, Adriana Villanueva, E. Zamora, Alberto Barrera Tyszka, Keyla Vergara, Antonio Barrios, Ma Octavia Curiel.


De no ser por SIRCULO, de seguro, nunca hubiese sabido de ""Coetzee""; y tampoco hubiese tenido el privilegio de cambiar impresiones sobre él con Alberto Barrera Tyszka

De esa grata reunión en el café Arabiga, me quedaron dos ideas expresadas por ABT, que me han hecho reinterpretar la obra leida ( Edad de Hierro), desde la ""fragilidad de sus personajes"" y la ""aridez"" de su estilo literario.
Gracias

Ma Octavia Curiel


Le preguntamos a ABT: ¿Qué libro quemaría?
Ninguno. Es un símbolo inaceptable del atraso y del autoritarismo en nuestra historia. Ningún fuego purifica las palabras.

miércoles, 20 de junio de 2007

otra respuesta de Alberto

¿Qué lee en vacaciones?
Las vacaciones son un lujo porque puedo leer más.

foto:ingrid melizán
diseño:sírculo

sábado, 16 de junio de 2007

conversaciónes con Alberto Barrera Tyszka sobre Coetzee


“Atado de manos a los libros, estuve en París, con mosqueteros y jorobados; pero también en la Luna o en el centro de la Tierra, en el oeste americano o en lo más profundo de la India. Atado de manos a los libros también aprendí la diversidad: fui pirata, fui mujer, fui esclavo y negro, fui rey, mendigo, fui también un asesino... Leer es una experiencia intransferible y radical.”
ABT

Este sábado 16 de junio tomamos un largo café con Alberto Barrera Tyszka. Esa conversación fue como haber presenciado la realización del trozo de una película. Nos quedamos atrapados en sus palabras hilvanadas cual encantados por un espectáculo. Los mundos que ha llegado a conocer Alberto por los libros tocó el filamento emotivo de cada uno de nosotros. La presencia viva de semejante escritor nos estaba arrastrando hacia su admiración por John Maxwell Coetzee. Para Alberto, toda novela es un tono, y el tono que usa Coetzee es sólo de Coetzee, no se asemeja a nadie. Con Coetzee uno recuerda sólo a Coetzee, nos dice Alberto Barrera. Coetzee subvierte la naturaleza literaria y la dedica a la fragilidad humana.

Coetzee viene de la República de Sudáfrica, un país donde no hace falta hablar de violencia. Su capacidad de conmover, parte de esa violencia, por medio de ella Coetzee deja respirar sólo violencia, pero no hay calificación hacia nadie. Coetzee hace una literatura absolutamente política pero jamás llega a ser panfletaria. Lo maravilloso en Coetzee es que lo terrible es lo violento. En “La Edad de Hierro” todos somos de ese mismo lugar, estamos desamparados como cualquier niño huérfano, somos como el naufrago Róbinson, cuyo loro llamaba “pobre Robin”. El desarraigo, el barco en busca de provisiones, la desdicha, pudiera muy bien ser el país en que vivimos. Estamos en el tono de Coetzee.

En “La edad de hierro” una mujer habla sola, cuenta su trágica existencia, y no sabremos nunca si le responden. Ella, blanca, tiene intimidad con un negro en pleno apartheid, y por su historia, escrita a su hija que vive en otro país habla del mas despiadado de los infiernos, sin ningún culpable.

“...Démosle más bien una felicidad razonable; después hagamos que esa felicidad súbitamente se interrumpa” dice Coetzee

A Coetzee no le importa que es la ética, pero al final la tiene.

Gracias a ReLectura por esta maravillosa tertulia.
E. Zamora ©

miércoles, 6 de junio de 2007

próxima lectura: cualquier libro de J. M. Coetzee




John Maxwell Coetzee en el diccionario
Ciudad del Cabo [Provincia del Cabo Occidental], Sudáfrica, 9 de febrero de 1940, es un escritor sudafricano. El 10 de diciembre de 2003 (anunciado el 2 de octubre) fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose así en el cuarto africano que lo recibe.

Pasó su infancia y su primera etapa formativa entre Ciudad del Cabo y Worcester. Se licenció en matemáticas e inglés en la Universidad de Ciudad de El Cabo. A comienzos de los años 60 se desplazó a Londres (Inglaterra), donde trabajó durante algún tiempo como programador informático. Dejó constancia de esta etapa de su vida en su novela Juventud (2002). Más tarde realizó estudios de postgrado en literatura en la Universidad de Texas (EE UU), tras lo que dio clases de lengua y literatura inglesas en la Universidad de Búfalo (EE UU) hasta 1983. En 1984 volvió a Sudáfrica a ocupar una cátedra en Literatura inglesa en la Universidad de Ciudad de El Cabo, donde ejerció la docencia hasta su retiro en el año 2002. Durante 1989 estuvo en Estados Unidos como profesor visitante de la Universidad Johns Hopkins. En la actualidad desempeña funciones de investigador en el Departamento de inglés de la Universidad de Adelaida (Australia). Coincidiendo con la Semana Literaria de Adelaida, Coetzee recibió la nacionalidad Australiana, sin que ello le aleje de Sudáfrica, su lugar de nacimiento y donde transcurre gran parte de su obra.

Fue el primer escritor galardonado en dos ocasiones con el Premio Booker (el más prestigioso de la literatura en lengua inglesa), por sus obras Vida y época de Michael K. (1983), la historia de un superviviente de la guerra civil sudafricana, y Desgracia (1999), que trata acerca de un profesor de literatura marginado del mundo por acoso sexual. Además de novelas, también ha publicado numerosas críticas literarias y diversas traducciones.

En sus obras, marcadas por un estilo simbólico y metafórico, cuestiona el régimen del apartheid y cualquier tipo de racismo, y explora sus negativas consecuencias en el hombre y en la sociedad.

Obra editada:

Dusklands (Tierras en penumbra) 1974)
In the Heart of the Country (En medio de ninguna parte) (1977)
Waiting for the Barbarians (Esperando a los bárbaros) (1980)
The Life and Times of Michael K (Vida y época de Michael K.) (1983)
Foe (Foe) (1986)
Boyhood: Scenes from Provincial Life (Infancia: escenas de una vida de provincias) (1998)
Age of Iron (La edad de hierro) (1990)
The Master of Petersburg (El maestro de Petersburgo) (1994)
Giving Offense: Essays on Censorship (1997)
Disgrace (Desgracia) (1999)
Youth (Juventud) (2002)
Stranger Shores (Costas extrañas): Literary Essays, 1986-1999 (2002)
Elizabeth Costello (Elizabeth Costello) (2003)
Slow Man (El hombre lento) 2005
Contra la censura (ensayos)2006
Diary of a Bad Year (Diario de un Año Malo) (inédito)2007

martes, 8 de mayo de 2007

ROBERTO BOLAÑO


Roberto Bolaño
“Más Vivo más sano”.
Keyla Georgina Vergara Moreno ©
“Leer es como navegar en un océano de conocimiento. Para no seguir navegando en el pantano de la ignorancia”. Este pensamiento de autor desconocido, me motivo a buscar más conocimiento; se que esto se puede lograr leyendo, y leyendo mucho. Esta corriente de querer aprender más, fue la causa fundamental de entrar al grupo de lectura Sírculo. Sabía que al incorporarme a un grupo de lectura aprendería, conocería a personas que supieran más que yo, sobre literatura y analizaran de forma admirable las ideología de diferente escritores.

Este pensamiento fue confirmado el 14 de Abril, día en que el grupo junto a Rodrigo Blanco discutimos un libro de Roberto Bolaño. Debo reconocer que para el momento en que me informaron que el libro que leeríamos en el mes de marzo seria “Llamadas telefónicas”, me sentí totalmente una humilde ignorante, ya que sólo vino a mi mente una banal idea de que Roberto Bolaño tenia un apellido mas perecido a un italiano que a un chileno.

Toda esta ignorancia me llevo a devorarme el libro, el cual pensé que era una novela; pero que resultó ser un libro de cuentos. No trataré de analizar a Roberto Bolaño, porque nunca sabré si todo lo que pueda decir de sus escritos, sea como él quiso expresarlo. Lo que si puedo decir es que me gustaron todos los cuentos, ninguno en particular, porque cada uno tiene personajes, que sufren, (Llamadas telefónicas) se enamoran (Otro cuento Ruso), discuten (Detectives) se impresionan (El Gusano) y hasta se alejan del mundo real (Henri Simón Leprince).

Me gusto esa forma de escribir en primera persona de Roberto Bolaño, uno se llega a preguntar si cada uno de esos personajes fueron en algún momento él, sus descripciones son enganchables, logra que uno quiera a los personajes por muy despreciables que ellos fueran, como el cuento de Enrique Martín, quien quería ser alguien en el mundo de la literatura, pero que no creía en sus escritos, y quien siempre esperaba una aprobación de su amigo.

Lo que me sorprendió de “Llamadas telefónicas” es que ningún cuento termina con el característico final feliz, esto me agrado ya que la vida no es precisamente un final feliz, y leer como Bolaño describe el mundo de los escritores, es simplemente atrayente, describe a ese mundo como lo infame de la literatura latinoamericana.

Como el mismo dijo una vez “el oficio de escribir, es un oficio de perdedores”, pero en esto si puedo opinar y te diría Bolaños que tu nunca fuiste un perdedor, porque sin quererlo, haz hecho que mucha gente, se enamore y se embarque en una constante admiración a tus escritos, como es el caso de EZ. Miembro fundador de Sírculo.

viernes, 4 de mayo de 2007

Bolaño niño


P-¿Son para ti los libros tan necesarios como el pan, como el aire, como el agua?
-Sí,....en mi caso ya es una obsesión: compro libros y a veces ni siquiera los leo, los acaricio. Tengo muchos libros. Y algunos no los he leído y sé que no los voy a leer jamás, pero de cuando en cuando los hojeo, pues me gusta tenerlos cerca.
-Fetichismo.
-No, no es fetichismo. Bueno, sí, es una forma de fetichismo. Es como coleccionar cromos. Yo cuando era niño coleccionaba cromos... No recuerdo cómo se les dice en Chile a los cromos.
-Láminas.
-Bueno, en los años sesenta, a principios de los años sesenta, se les llamaba de otra manera, pero para mí los libros vienen a ser casi lo mismo. Es decir, si me faltaban tres láminas de la selección brasileña, iba a por ellas, y si me faltan dos Stendhal, pues voy a por ellos.
-A como dé lugar.
-A como dé lugar. Hasta tenerlos todos.


Roberto Bolaño
(Extractos del libro "Bolaño por sí mismo”: entrevistas escogidas)

Leyendo “Llamadas telefónicas” de Bolaño.


Es difícil escribir sobre una obra de un escritor y ponerse a tono. Más aún si es famoso. Sobretodo plantearte que dirás algo (y no sé a quien) que interese a alguien (que es mucho pedir), o quizás pensar si habrá algo por el cual interesar a un posible lector. Quizás.

De las obras de Roberto Bolaño leí el libro de cuentos “Llamadas telefónicas” y lo disfruté con una ligera sensación (no tan ligera pero si un tanto) de estar atrapada en una lectura demarcada por un escritor inteligente que no te deja ir demasiado lejos pero tampoco te deja estar demasiado cerca. Podríamos decir que tiene al lector ahí donde él quiere que esté. No le permite mucho entusiasmo, ni subir el volumen, ni tener a la vista abundante color. Cuando me emocionaba por lo que leía, Bolaño me devolvía a su relato. Con una simpleza pero como una fuerza para no dejarme ir. Sólo ahí. Eran extrañas las sensaciones en esta lectura, me sentí retenida en cada una de las muertes, en las fosas del cementerio, en esa mujer Clara que tal vez amó pero que ya no ama y que vive en él en los susurros de sus infortunios amorosos, en lo anodino del Gusano (pero sorprendida de lo que pudieran decir sus lenguas, su camisa ajada y su arma), en ese color gris pálido que no me permitía salir del laberinto que construye Bolaño en su escritura, siempre signado por los intermedios, ni largo ni corto pero siempre manteniéndote atento e interesado, dejándote colgada con sus personajes que (probablemente) no parecen interesarles a alguien, o de los cuales quizás no haya mucho que decir, o con sus situaciones incómodas o intrascendentes, con sus finales abiertos, casi imprecisos. Donde tienes que reconstruir lo que te ha contado porque al parecer no se ha dicho nada. Pero que en lo poco que se ha dicho, se ha dicho todo. Paradójico.

No sé por qué pero me distraje en SENSINI acompañando a Miranda en la búsqueda de unos ojos que brillaban en la oscuridad. Presumo, y no me atrevo a decir que probablemente me equivoque, que ese era el brillo (una linterna) de unos ojos que intentaban mostrar el horror de la muerte en las dictaduras del cono sur. Por cierto, me sentí tras la luz de los ojos de un personaje que no era de este cuento si no de otro “…de los ojos de Gregorio Samsa, que brillaban al fondo de un corredor en tinieblas donde se movían imperceptiblemente los bultos oscuros del terror latinoamericano…”. Siento admiración (pareciera que lo que voy a decir es algo ya dicho antes) por la maestría de Roberto Bolaño al construir de soslayo este Gregorio Sensini para hacer un homenaje a Kafka.
La sensación al terminar de leer este cuento es que Sensini y el narrador son una sola persona, Bolaño.

El cuento “Llamadas telefónicas” me dio por llamarlo cuento algebraico, tal vez por mi cercanía a las matemáticas o quizás simplemente por capricho al ver sus personajes principales: X y B (me imaginaba que eran variables algebraicas que podían ser sustituidas por cualquier nombre). “B está enamorado de X“ así comienza este cuento que es un devenir del desencuentro y de soledad. Se sienten las necesidades precarias y de confusión de lo que vivimos los seres humanos. A veces poco comprensibles por nosotros mismos.

Al seguir leyendo me consigo con el cuento “Detectives”, que es totalmente un solo diálogo (a diferencia del resto de los cuentos). Resuenan en mi, sin explicación alguna, las palabras de Arturo Belano en la cárcel al decidirse mirarse en el espejo y ver qué cara tenía. Él dijo que “no se reconocía”.

Anoche intenté hacer un juego a la manera de Bolaño. Probé a mirarme al espejo después de terminar de leer “Llamadas Telefónicas”. Me asusté un poco con ese pusilánime acto porque, por supuesto, estoy consciente (así quiero creerlo) que no me ha pasado ni una milésima parte de lo que le ocurrió a Arturo Belano en esa cárcel. No ocurrió nada extraordinario tan sólo puedo decir que mientras apareció esa imagen en el espejo, el tiempo de espera, usando una expresión de Bolaño fue una ”eternidad pequeña”.

Miriam Mireles ©

lunes, 30 de abril de 2007

CLARA "llamadas telefónicas"

bolaño y yo


No es la apacible necesidad del artista, sino unas enormes ganas de salir corriendo a la máquina de escribir, y decir lo que lo deja sin dormir, o lo que desvela a Bolaño, sobrevivir verbalmente.

Con Bolaño me he vuelto más impresionable. La vida ha insistido en explicarme una y otra vez sus reveses, me envía mensajes y consejos, y Bolaño sin querer me lo ofrece en una de sus sublimes bandejas en forma de libro que aparentan no decir nada. Cada cuento tiene un párrafo que me detiene, me hace parar y dirigir mi mirada hacia lo alto, como buscando lo que falta, me obliga cerrar el libro y pensar en ese encuentro, en ese momento instantáneo, me dice algo revelador, sin escrúpulos.

Clara, es una de sus llamadas telefónicas, (quiero decir, es uno de sus cuentos) una muchacha aun, de diecisiete años de la que se enamoró y como suele suceder, sin saber porqué. No tuvo nada con ella, y sin embargo lo tuvo todo. Una joven sin aspiraciones y por ende sin fracasos, pues el que no aspira a nada, seguro no perderá nada. Pero, netamente, Clara es una perdedora en una realidad avasallante donde las posibilidades de entenderse tienen más garantía. A su vez está inmersa en una dinámica semejante a la de una semilla del crecer sin rumbo. Clara, es terriblemente resplandeciente y a la vez es una tiniebla común, incapaz de apasionarse. Sólo algunas veces busca el éxito pero se encuentra con un futuro donde su lugar siempre es el segundo, de nuevo no sabe a donde va, incluso ganando el concurso de belleza, su primer fracaso en esta historia, que acaso nos asoma algo similar por suceder. Clara fracasa en sus dos matrimonios, es desastrosa en su vida sexual, en la amistad, en los estudios intentó todo, y principalmente en la vida, hablaba de ella misma en tercera persona. No resiste, y muere pronto (aunque con un hijo y con un tercer marido) ...“en el fondo era una desesperada”, dice él, “Una Clara a la que yo jamás podría conocer, acariciar, ayudar. Una Clara que jamás me podría salvar””...desde hacía veinte años le estaban ocurriendo cosas, todas pequeñas y jodidas, todas llenas de mierda y sonrientes...”...“una pobre cuarentañera temblorosa y perdida”

Ayer, me acorde de este cuento, vi una película cuyo nombre no quiero mencionar, no va de este tema, (no está mal pero me aburrió sobremanera). La película de una pareja cuyo principio fue el final. Su única felicidad fue cuando hablaron largamente el primer día de su noviazgo, adentrándose en el mar.

Sólo en dos párrafos de este cuento hay la “felicidad” digamos que plena, lo demás es pura dimensión humana de Bolaño, es decir, la miseria, el fracaso, la desesperación, la amargura, las pastillas que tomaba Clara para seguir viva. ¿El derrotado es él personaje masculino, o es ella?
E. Zamora ©


"... en todo el tema cinematográfico no tengo ningún tipo de problemas porque pienso que es un obra paralela, no tiene nada que ver con Roberto. Es otro artista que está generando otra obra, por lo tanto no me siento en absoluto responsable de que se respete o no se respete a Roberto. Si una versión cinematográfica de una de sus obras es mala, es la versión cinematográfica, no la obra".
Carolina López (viuda de Bolaño) El mercurio 15 de abril del 2007

viernes, 27 de abril de 2007

Bolaño

por Ingrid Melizán


Conocí a Bolaño a través de una entrevista que proyectaron en un foro de ReLectura. Tengo que admitir que lo que más me llamó la atención fue su humildad. El español que lo entrevistaba lo comparaba con grandes escritores de la época y de otras y el realmente no se lo creía. Hay una frase que recuerdo que me llamó mucho la atención cuando hablaba de la juventud, “se corrompe la infancia”. La sociedad nos va corrompiendo la infancia y en ese proceso desgarrador hay personas como Roberto Bolaño que deciden ser escritores. Bolaño, resaltaba el entrevistador, es uno de los narradores hispanohablantes más notables de este siglo.
En su libro de cuentos “Llamadas telefónicas” me impresiona la forma de narrar tan sosegada y modesta con la que describe las cosas mas sórdidas de la condición humana. No provoca prisa en leer el desenlace, uno va leyendo como los personajes atraviesan situaciones precarias, humillantes, atroces como si fuera una receta de cocina en la que el experto en la receta describe los ingredientes para preparar un suculento desastre personal de vida.
No utiliza grandes adjetivos, ni frases pomposas, ni verbos rimbombantes, tampoco da soluciones, ni analiza las situaciones, a veces se acuerda vagamente y muchas ni recuerda. Sus personajes tienen una vida gris, no llegamos realmente a conocerlos, sólo los vemos moverse en el tablero como piezas de una corrompida sociedad.
Ingrid Melizán ©

lunes, 23 de abril de 2007

con Bolaño estamos advertidos

Tertulia con Rodrigo Blanco Calderón


Roberto Bolaño a mi modo de ver era un tipo intrépido, por ello difícil de acceder, de repente pienso que se me escapa, temo que al final de un cuento me aburra, me decepcione, tire por la ventana su alma como se bota el aire. Pero no, me levanto de nuevo y se me aparece sin el pecado del hastío. Me pregunto, como es que puede contar cualquier historia de una manera tan nítida, sabemos que la vida escapa a eso, y a la vez Bolaño puede conjurar lo temible de la vida con su lado banal. Te saca de la pesadilla y te mete en otra, en la verdadera, en la que no habías deparado nunca. Encuentro que la angustia no era aquella. Leyendo a Bolaño se me revela la abundancia de lo cotidiano, la fecundidad de su visión del mundo por escrito, parece tener ojos de múltiple vista como los de un animal suelto en la selva, que se devora toda la naturaleza o simplemente la entiende.
Rodrigo Blanco en nuestro encuentro de sábado en la tarde, un catorce de abril, yo tomando té, después de mis peligros nocturnos, Ingrid devorándose un delicioso pastel de limón con un marrón corto y los demás sedientos de agua, nos explica que para Roberto Bolaño los que hacen literatura tienen que tener presente que la escritura es lo mas miserable que hay, esa es su dimensión. Bolaño abandona la literatura por la experiencia. Los escritos son producto de un fracasado. La literatura para Bolaño está plagada de canallas. El escritor es aquel que lo derrota el lenguaje, es aquel que lo derrota el tiempo. El que desea empezar a escribir tiene que esperar a ser derrotado, todo para lograr un pedazo de vida.
Esta reunión con Rodrigo fue bastante esclarecedora, pues Bolaño le enreda la cabeza a uno, insisto todo para aclararla, contradictorio, pero ese es el juego de Bolaño.
Nos habló de la evolución de su álter ego ‘Arturo Belano’, que discurre en diferentes obras literarias, y crecen juntos. Es Arturo Belano y Roberto Bolaño. Su espejo.
Gracias Rodrigo por un sábado de Abril, junto a este escritor chileno.
Eurídice Zamora ©

jueves, 5 de abril de 2007

roberto

B O L A Ñ O


...y cuando di por terminada la conferencia, con un final abrupto, tal como entonces me gustaba acabar cualquier conferencia, la gente se levantó, aplaudió tímidamente y se marchó corriendo a consultar el afiche de la entrada, y cuando yo salí, acompañado por el poeta mexicano Mario Santiago, que siempre iba conmigo y que seguramente se había dado cuenta de mi error aunque no me lo dijo por que para Mario los errores y los gazapos y los equívocos eran como las nubes de Baudelaire que pasan por el cielo, es decir que hay que mirar pero no corregir....
...
Aunque también es verdad que la patria de un escritor no es su lengua o no es sólo su lengua sino la gente que quiere. Y a veces la patria de un escritor no es la gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la única patria de un escritor es su lealtad y su valor. En realidad muchas pueden ser las patrias de un escritor, a veces la identidad de esta patria depende en grado sumo de aquello que en ese momento está escribiendo. Muchas pueden ser las patrias, se me ocurre ahora, pero uno solo el pasaporte, y ese pasaporte evidentemente es el de la calidad de la escritura. Que no significa escribir bien, porque eso lo puede hacer cualquiera, sino escribir maravillosamente bien, y ni siquiera eso, pues escribir maravillosamente bien también lo puede hacer cualquiera. ¿Entonces qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces nos pese más que la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos. La literatura, como diría una folklórica andaluza, es un peligro.
.... y una cosa está clara: don Rómulo no se me puede aparecer en sueños por la simple razón de que no puedo dormir. Afuera cantan los grillos. Calculo, a ojo de buen cubero, que serán unos diez mil o veinte mil. En el canto de uno de esos grillos tal vez está la voz de don Rómulo, confundida, dichosamente confundida, en la noche venezolana, en la noche americana, en la noche de todos nosotros, los que duermen y los que no podemos dormir...

Roberto Bolaño 1999 parte del discurso al recibir premio Rómulo Gallegos

domingo, 25 de marzo de 2007

LA NIEVE 'Llamadas telefónicas'


Primero hay que vaciar la botella, dijo, luego el alma. Me encogí de hombros. Aunque yo, añadió, como es natural, no creo en el alma. Pero la cuestión fundamental es el tiempo, ¿verdad? ¿Tienes tiempo para escuchar mi historia?
‘La nieve’ de Llamadas Telefónicas

El poema, que va a continuación lo colocamos en la entrada de Bolaño, no sólo por que Roberto Bolaño fue gran admirador de César Vallejo. Esta latente una angustia similar, una afinidad, un disfrute semejante entre ambas obras.
Sírculo

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué mas da! Emocionado... Emocionado...

César Vallejo 1937

domingo, 18 de marzo de 2007

¿Tienes tiempo para escuchar mi historia?



Soñé que era un detective viejo y enfermo y que buscaba a gente perdida hace tiempo. A veces me miraba casualmente en un espejo y reconocía a Roberto Bolaño.

R.Bolaño


'...convertir nuestra posición genuflexa ante la realidad,
a la de sólo ponernos de pie en nuestros sueños
levantar los ojos y mirar
lo imposible con la sonrisa
de quien entiende todo
mezcla de niños (locos chiquitos)
de locos cobardes (hipócritas grandes)
de miedosos sensatos (intelectualmente hipócritas)
nos lanzamos con lo mejor de nuestras miserias
(por su puesto absolutamente desconocidas por nosotros mismos)
y con lo mejor de nosotros (sin uso por su puesto)
así locos de locura buena salimos a cambiar, miradas, sonrisas, peticiones, por favores, dimos vergüenzas, por sensibilidad y hoy aquí locos, más loco que el que ama sin esperanza y más locos que los que prefieren hacer primero lo imposible que lo difícil...'

© O.A.Caballero nov.1988

aventura literaria


B siente por un momento que toda la fuerza que le ha servido para llegar a casa de A se evapora en un segundo. Se repone, intenta una sonrisa, alarga la mano. Sobre todo, piensa, evitar escenas violentas, sobre todo evitar el melodrama. Por fin, dice A, cómo estás. Muy bien, dice B.
R. Bolaño una aventura literaria (Llamadas telefónicas)

miércoles, 14 de marzo de 2007

'Un libro es la mejor almohada que existe'


Me conmueven los lectores a secas, los que aún se atreven a leer el Diccionario filosófico de Voltaire, que es una de las obras más amenas y modernas que conozco. Me conmueven los jóvenes de hierro que leen a Cortázar y a Parra, tal como los leí yo y como intento seguir leyéndolos. Me conmueven los jóvenes que se duermen con un libro debajo de la cabeza. Un libro es la mejor almohada que existe...
Roberto Bolaño


LA TRAMPA
Nicanor Parra

Por aquel tiempo yo rehuía las escenas demasiado misteriosas.
Como los enfermos del estómago que evitan las comidas pesadas
Prefería quedarme en casa dilucidando algunas cuestiones
Referentes a la reproducción de las arañas,
Con cuyo objeto me recluía en el jardín
Y no aparecía en público hasta avanzadas horas de la noche;
O también en mangas de camisa, en actitud desafiante,
Solía lanzar iracundas miradas a la luna
Procurando evitar esos pensamientos atrabiliarios
Que se pegan como pólipos al alma humana.
En la soledad poseía un dominio absoluto sobre mí mismo,
Iba de un lado a otro con plena conciencia de mis actos
O me tendía entre las tablas de la bodega
A soñar, a idear mecanismos, a resolver pequeños problemas de emergencia.
Aquellos eran los momentos en que ponía en práctica mi célebre método onírico,
Que consiste en violentarse a sí mismo y soñar lo que se desea,
En promover escenas preparadas de antemano con participación del más allá.
De este modo lograba obtener informaciones preciosas
Referentes a una serie de dudas que aquejan al ser:
Viajes al extranjero, confusiones eróticas, complejos religiosos.
Pero todas las precauciones eran pocas
Puesto que por razones difíciles de precisar
Comenzaba a deslizarme automáticamente por una especie de plano inclinado,
Como un globo que se desinfla mi alma perdía altura,
El instinto de conservación dejaba de funcionar
Y privado de mis prejuicios más esenciales
Caía fatalmente en la trampa del teléfono
Que como un abismo atrae a los objetos que lo rodean
Y con manos trémulas marcaba ese número maldito
Que aún suelo repetir automáticamente mientras duermo.
De incertidumbre y de miseria eran aquellos segundos
Es que yo, como un esqueleto de pie delante de esa mesa del infierno
Cubierta de una cretona amarilla,
Esperaba una respuesta desde el otro extremo del mundo,
La otra mitad de mi ser prisionera en un hoyo.
Esos ruidos entrecortados del teléfono
Producían en mí el efecto de las máquinas perforadoras de los dentistas,
Se incrustaban en mi alma como agujas lanzadas desde lo alto
Hasta que, llegado el momento preciso,
Comenzaba a transpirar y a tartamudear febrilmente.
Mi lengua parecida a un beefsteak de ternera
Se interponía entre mi ser y mi interlocutora
Como esas cortinas negras que nos separan de los muertos.
Yo no deseaba sostener esas conversaciones demasiado íntimas
Que, sin embargo, yo mismo provocaba en forma torpe
Con mi voz anhelante, cargada de electricidad.
Sentirme llamado por mi nombre de pila
En ese tono de familiaridad forzada
Me producía malestares difusos,
Perturbaciones locales de angustia que yo procuraba conjurar
A través de un método rápido de preguntas y respuestas
Creando en ella un estado de efervescencia pseudoerótico
Que a la postre venía a repercutir en mí mismo
Bajo la forma de incipientes erecciones y de una sensación de fracaso.
Entonces me reía a la fuerza cayendo después en un estado de postración mental.
Aquellas charlas absurdas se prolongaban algunas horas
Hasta que la dueña de la pensión aparecía detrás del biombo
Interrumpiendo bruscamente aquel idilio estúpido,
Aquellas contorsiones de postulante al cielo
Y aquellas catástrofes tan deprimentes para mi espíritu
Que no terminaban completamente con colgar el teléfono
Ya que, por lo general, quedábamos comprometidos
A vernos al día siguiente en una fuente de soda
O en la puerta de una iglesia de cuyo nombre no quiero acordarme.


Roberto Bolaño en el diccionario

Roberto Bolaño Ávalos (Santiago de Chile, 28 de abril de 1953 - Barcelona, 14 de julio, 2003), escritor y poeta chileno. Pasó su infancia en ciudades como Los Ángeles, Valparaíso, Quilpué, Viña del Mar y Cauquenes. A los 13 años, Bolaño se trasladó con su familia a México. Vivió su adolescencia concentrado en la lectura, encerrado durante horas en una biblioteca pública de Ciudad de México.

En 1973 decidió volver a Chile. Tras un largo viaje en autostop y en barco por Suramérica su llegada a Chile fue pocos días posterior al golpe de estado protagonizado por Pinochet, por lo que decidió unirse a la resistencia contra el nuevo orden dictatorial. Pocos días después fue detenido cerca de Concepción y liberado luego de ocho días gracias a la ayuda de un antiguo compañero de estudios en Cauquenes que se encontraba entre los policías que debían custodiarlo.

Regresó nuevamente a México, donde junto al poeta Mario Santiago Papasquiaro, fundó el movimiento poético infrarrealista, que, surgido a partir de reuniones y tertulias en el Café La Habana de la calle Bucarelli, se opuso radicalmente a los poderes dominantes en la poesía mexicana y al establishment literario mexicano.

Luego emigró a Cataluña. Allí desempeñó diversos oficios —vendimiador en verano, vigilante nocturno de un camping , vendedor en un almacén de barrio— antes de poder dedicarse por completo a la literatura. Bolaño falleció el martes 14 de julio de 2003 en el hospital Valle de Hebrón de Barcelona tras pasar diez días en coma como consecuencia de una insuficiencia hepática. Dejó inconclusa la novela 2666, en la cual llevó al extremo su capacidad fabuladora, esta vez en torno a un personaje que retoma la figura del escritor desaparecido, en este caso, Benno von Archimboldi.

En 1998 ganó Premio Herralde de novela gracias a su obra Los detectives salvajes, por la que también obtuvo el Premio Rómulo Gallegos en 1999. En 2004, un año después de su muerte, obtuvo el premio Salambó a la mejor novela escrita en castellano, por 2666.

Bolaño se presenta en algunas de sus obras (como Los detectives salvajes, Amuleto, Estrella distante o el borrador de 2666) como su alter ego, Arturo Belano. También aparece retratado en las novelas Soldados de Salamina de Javier Cercas y en Mantra de Rodrigo Fresán.


Arturo Belano es el alter ego de Roberto Bolaño. Su primera aparición conocida fue en el libro de relatos Llamadas telefónicas (1997), (libro que trataremos en esta entrada de Sírculo). En los cuentos intitulados Enrique Martín, El Gusano y Detectives. En este último relato, Bolaño narra su experiencia real en una cárcel chilena tras el golpe militar de 11 de septiembre de 1973, cuando uno de los torturadores le reconoce como su ex colega del instituto y salva a Bolaño de una probable muerte. Sin embargo, la aventura más importante de Belano fue como protagonista en Los detectives salvajes, al lado de Ulises Lima.

Arturo Belano resurgirá posteriormente en el relato Fotos, de Putas asesinas (2001), donde se constata que Belano aún permanece en Liberia, reflexionando sobre los poetas franceses, su propio pasado y el de sus amigos.

El escritor argentino Rodrigo Fresán, amigo personal de Bolaño, matiza que el alter ego Belano es un «supuesto alter ego»:

«En alguna conversación, como al pasar, Bolaño se confesó tentado de que Belano acabara como una suerte de eternauta viajando a través del tiempo y transmitiendo desde el futuro. Y digo supuesto alter ego porque me parece que con Belano, Bolaño consiguió algo mucho más interesante que el habitual disfraz que utiliza un escritor para convertirse en personaje.»

Wilkipedia (la enciclopedia libre)

SENSINI 'Llamadas telefónicas' (1997)



‘De pronto me di cuenta de que ya estábamos en paz, que por alguna razón misteriosa habíamos llegado juntos a estar en paz y que de allí en adelante las cosas imperceptiblemente comenzarían a cambiar. Como si el mundo, de verdad, se moviera. Le pregunté qué edad tenía. Veintidós, dijo. Entonces yo debo tener más de treinta, dije, y hasta mi voz sonó extraña’
del relato Sensini (Llamadas Telefónicas) R. Bolaño.

Próxima lectura: 'La insoportable levedad del ser' Milan Kundera


Charla con el escritor Rafael Osío Cabrices, uno de los autores de ReLectura.
En su charla sobre La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, Rafael Osío Cabrices nos habla de ella como una "novela profundamente europea”. Kundera vivió de primera mano el socialismo ruso de los estados satélites y en especial de un país tan particular como la Republica Checa, de tradición abiertamente aburguesada, y en su novela, de una manera palpable e indeleble, están sus vivencias y su ideología. Kundera "es un escritor con un equipaje cultural muy grande, criado en encrucijadas culturales" de la Europa del Este, donde ha florecido una verdadera "cultura híbrida" (más de lo que los latinoamericanos nos empeñamos en hacer nuestra, esta constante).
Por su estructura tan particular (cuatro personajes, cuatro puntos de vista, momentos de suspensión de la trama) La insoportable levedad del ser puede ser considerada una "novela rompedora", al estilo del Quijote de Cervantes, Gargantúa y Pantagruel de Francois Rabelais, o Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de Lawrence Sterne. Kundera viene de la tradición de la novela subversiva y está bastante lejos de la novela europea formal como en el caso de Lolita. El concepto de novela subversiva como instrumento de exploración del ser y en este caso que nos ocupa con La insoportable levedad del ser, exploración de las crisis europeas de postguerra. El desarraigo moral e ideológico es tan fuerte que lo único que les queda es el sexo. La insoportable levedad del ser es una novela del vacío, de búsquedas, con un ritmo tan fluctuante, de tantos paréntesis, ritmos y matices, que el símil que nos propone Rafael no puede ser otro: "como una larga noche entre amigos".
Finalmente y como una confesión, Rafael nos relata su acercamiento casi precoz a La insoportable levedad del ser y su convencimiento de que es una novela para releer en varias épocas de la vida, y siempre esa lectura será diferente.

Silvia Marín ©

LA LEVEDAD

'BRINQUE COMO EL FUEGO...
VENGA ASÍ NADA MÁS...
HÁGALO DOS VECES ANTES DE PENSAR
CORRA CONTRA EL TIEMPO...'

lunes, 12 de marzo de 2007

Kundera en el diccionario


Milan Kundera.

Al término de la Segunda Guerra Mundial se afilió al Partido Comunista del que fue expulsado tras los sucesos de 1948. Experto en historia del arte, estudió en el Carolinum de Praga y dio clases de historia del cine en la Academia de Música y Arte Dramático desde 1959 a 1969, y posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga. Fue jornalero y músico de jazz. Su primera novela, La broma fue traducida a doce idiomas y obtuvo en 1968 el Premio de la Unión de Escritores Checoslovacos. En 1968, a consecuencia de la invasión soviética a su país, sus obras se prohibieron y quedó sin empleo. En 1975 consiguió emigrar a Francia. Entre ese año y 1980, enseñó literatura comparada en la Universidad de Rennes, y más tarde en la École des Hautes Études de Paris. La vida está en otra parte obtiene el Premio Médicis a la mejor novela extranjera publicada en Francia durante el año de su aparición. Su siguiente novela, La despedida, obtuvo el Premio Mondello al mejor libro editado en Italia. En 1981, el conjunto de la obra de Kundera mereció en Estados Unidos el Commonwealth Award, premio otorgado simultáneamente al conjunto de la obra dramática de Tennessee Williams. Ese año la publicación en de El libro de la risa y el olvido le valió la revocación de su ciudadanía checa. En 1982 recibió el Premio Europa-Literatura. En 1984 publicaría La insoportable levedad del ser, considerada como una de sus obras cumbres. Ya en 1985, sería galardonado con el Premio Jerusalén. Tres años más tarde La insoportable levedad del ser sería llevada al cine de la mano del director Philip Kaufman, obteniendo un aceptable éxito.

A pesar de su militancia comunista en su juventud, Kundera se convirtió desde el inicio de su actividad literaria, en un crítico mordaz del socialismo. A su vez, su principal obra, La insoportable levedad del ser, se ha convertido en una referencia importante a la hora de intentar comprender la disidencia vivida en Europa del Este durante la Guerra Fría.

En el 2006 se publica por primera vez en su país su bestseller, La insoportable levedad del ser, 22 años después de que se editara en París.

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