miércoles, 14 de marzo de 2007

Próxima lectura: 'La insoportable levedad del ser' Milan Kundera


Charla con el escritor Rafael Osío Cabrices, uno de los autores de ReLectura.
En su charla sobre La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, Rafael Osío Cabrices nos habla de ella como una "novela profundamente europea”. Kundera vivió de primera mano el socialismo ruso de los estados satélites y en especial de un país tan particular como la Republica Checa, de tradición abiertamente aburguesada, y en su novela, de una manera palpable e indeleble, están sus vivencias y su ideología. Kundera "es un escritor con un equipaje cultural muy grande, criado en encrucijadas culturales" de la Europa del Este, donde ha florecido una verdadera "cultura híbrida" (más de lo que los latinoamericanos nos empeñamos en hacer nuestra, esta constante).
Por su estructura tan particular (cuatro personajes, cuatro puntos de vista, momentos de suspensión de la trama) La insoportable levedad del ser puede ser considerada una "novela rompedora", al estilo del Quijote de Cervantes, Gargantúa y Pantagruel de Francois Rabelais, o Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de Lawrence Sterne. Kundera viene de la tradición de la novela subversiva y está bastante lejos de la novela europea formal como en el caso de Lolita. El concepto de novela subversiva como instrumento de exploración del ser y en este caso que nos ocupa con La insoportable levedad del ser, exploración de las crisis europeas de postguerra. El desarraigo moral e ideológico es tan fuerte que lo único que les queda es el sexo. La insoportable levedad del ser es una novela del vacío, de búsquedas, con un ritmo tan fluctuante, de tantos paréntesis, ritmos y matices, que el símil que nos propone Rafael no puede ser otro: "como una larga noche entre amigos".
Finalmente y como una confesión, Rafael nos relata su acercamiento casi precoz a La insoportable levedad del ser y su convencimiento de que es una novela para releer en varias épocas de la vida, y siempre esa lectura será diferente.

Silvia Marín ©

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