lunes, 23 de abril de 2007

con Bolaño estamos advertidos

Tertulia con Rodrigo Blanco Calderón


Roberto Bolaño a mi modo de ver era un tipo intrépido, por ello difícil de acceder, de repente pienso que se me escapa, temo que al final de un cuento me aburra, me decepcione, tire por la ventana su alma como se bota el aire. Pero no, me levanto de nuevo y se me aparece sin el pecado del hastío. Me pregunto, como es que puede contar cualquier historia de una manera tan nítida, sabemos que la vida escapa a eso, y a la vez Bolaño puede conjurar lo temible de la vida con su lado banal. Te saca de la pesadilla y te mete en otra, en la verdadera, en la que no habías deparado nunca. Encuentro que la angustia no era aquella. Leyendo a Bolaño se me revela la abundancia de lo cotidiano, la fecundidad de su visión del mundo por escrito, parece tener ojos de múltiple vista como los de un animal suelto en la selva, que se devora toda la naturaleza o simplemente la entiende.
Rodrigo Blanco en nuestro encuentro de sábado en la tarde, un catorce de abril, yo tomando té, después de mis peligros nocturnos, Ingrid devorándose un delicioso pastel de limón con un marrón corto y los demás sedientos de agua, nos explica que para Roberto Bolaño los que hacen literatura tienen que tener presente que la escritura es lo mas miserable que hay, esa es su dimensión. Bolaño abandona la literatura por la experiencia. Los escritos son producto de un fracasado. La literatura para Bolaño está plagada de canallas. El escritor es aquel que lo derrota el lenguaje, es aquel que lo derrota el tiempo. El que desea empezar a escribir tiene que esperar a ser derrotado, todo para lograr un pedazo de vida.
Esta reunión con Rodrigo fue bastante esclarecedora, pues Bolaño le enreda la cabeza a uno, insisto todo para aclararla, contradictorio, pero ese es el juego de Bolaño.
Nos habló de la evolución de su álter ego ‘Arturo Belano’, que discurre en diferentes obras literarias, y crecen juntos. Es Arturo Belano y Roberto Bolaño. Su espejo.
Gracias Rodrigo por un sábado de Abril, junto a este escritor chileno.
Eurídice Zamora ©

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