sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Qué puedo decir después de..?

Después de Vargas Llosa ¿Qué puedo comentar de la dama de las camelias?, de la cual escribió: “¿Por qué una tan mediocre, convencional y truculenta novela, repleta de lugares comunes, escrita sin nervio ni fantasía, que manipula tan groseramente la sensiblería de los lectores y exhibe una moral tan falsa, puede alcanzar una audiencia tan descomunal?” ¡Pero a quien no le gusta el romanticismo! Sin romance, la vida puede convertirse en un manifiesto… ¿Será que nunca se enamoró Vargas Llosa?
En blanco y negro se desarrolla una historia romántica que tarde o temprano,te arruga el corazón. De la película una de las cosas que más me complació fue observar una de las escenas con el mobiliario que Dumas describe con tanto detalle. El vestuario tan exacerbado. Me pregunto, ¿cómo se lavaban esos vestidos, quien los planchaba? Las flores y los velos en los sombreros, ¿Quién los elaboraba? Me lo pregunto porque en una época de cocheros y caballos, se puede uno imaginar la suciedad en las calles. Si la electricidad llego a las calles a finales del siglo XIX, me pregunto ¿cómo era la temperatura del agua con la que lavaban los vestidos en pleno invierno en París? Sin lavadoras ¿dónde se realizaba esto? Pienso en un París lúgubre, frío y húmedo donde no había secadoras para la ropa. ¿Cómo se secaban tantos trapos? ¿Cuánto costaba un vestido de Camelia? ¡Si hoy día uno simple de algodón cuesta casi medio salario mínimo! En fin una serie de preguntas me mortifican cuando leo una novela del siglo pasado.
En el libro me identifico con la premisa del primer párrafo: "Como no he llegado aún a la edad de inventar, me limito a relatar. Me gusta escribir lo que he vivido". Eso de inventar, me cuesta mucho, y leerlas aun me cuesta más. Para que inventar si hay tanto que contar! Quizás sea el secreto del “esnob” hijo de Dumas, ¡contar una historia escandalosa!
Es la historia de un amor hace ciento sesenta años, en la casa de una entretenida. El autor llama al amor que experimentaba “una afinidad de fluidos” y creo que no ha cambiado nada el amor desde entonces. Ahora lo llamamos “química” pero es la mejor definición que he leído “afinidad de fluidos” en fin, no todos saben de química, sin embargo, sabemos de afinidades y ¿fluidos? Con ellos lidiamos todos los días!!! Solo así se puede compartir un lecho de amor, o de pasión, porque un lecho entretenido me es difícil de imaginar.
Es interesante lo que Dumas piensa del entretenimiento, palabra más digerible que prostituta para mi gusto. Dice: “estoy sencillamente convencido de un principio, y es este: para la mujer que por su educación no ha aprendido el bien, Dios abre casi siempre dos senderos que la hacen volver a él, esos senderos son el dolor y el amor” ¿será? ¿Que el dolor o el amor nos llevan por el buen camino?
Hace 160 años comenta que la “humanidad se encuentra desde hace 15 años en uno de sus impulsos más audaces”, ¿Qué pensaría de estos tiempos? ¿Vertiginoso impulso? o locura total…
Cuando dice “y yo que habría querido sufrir por aquella mujer, temía que me aceptara excesivamente de prisa y me concediera excesivamente pronto un amor que yo hubiera querido pagar con una larga espera o un gran sacrificio. Los hombres somos así, y es una suerte que la imaginación deje esta poesía a los sentidos y que los deseos del cuerpo hagan esa concesión a los sueños del alma” me cuesta pensar que son manipulaciones groseras de la sensiblería. Hoy día siguen vigentes en las relaciones humanas y es precisamente la ausencia de ellas que ha diluido el cortejo en el amor y por ende la fragilidad de las mismas. ¿Qué sublime niñería la del amor?

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